La clave del éxito de las Bodas de Isabel, cuya primera edición tuvo lugar en el año 1997, posiblemente esté en el factor humano, por la participación de miles vecinos que se implican en sacar adelante las actividades, y en una cuidada coordinación y organización. Así, se ha conseguido impulsar este proyecto común que atrae un flujo aproximado de 90.000 turistas y visitantes en cada edición, hasta convertirse en una de las fiestas de recreación histórica más grande de España.
Es indudable que un evento de estas magnitudes genera unos beneficios cuantiosos para todo el conjunto de sectores económicos de la localidad, que hasta ahora se desconocían con exactitud: los ingresos, quién sale beneficiado, qué retorno económico tiene el dinero que se invierte, cómo es el perfil del turista, y qué impacto social consigue, preguntas a las que ha intentado dar respuesta el estudio realizado por el Grupo de Investigación en Gestión Cultural de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC), integrado por Carlos Belloso, Mª. Yolanda Fernández, Pilar Cabezas y Ana Isabel Macón.
Para poder cuantificar cada una de estas repercusiones durante la celebración de Las Bodas de Isabel, se realizaron unas encuestas durante el transcurso de esta celebración en febrero de 2017. En ellas se preguntó a comerciantes locales, a comerciantes del mercado de la Feria, a los turistas y visitantes, y los miembros de las Haimas aspectos referentes a la demanda.
Tras el análisis de dichas encuestas, los resultados extraídos respecto al impacto económico se cifran en no menos de 12.191.358,11€, repartidos casi por igual entre la atracción turística que provoca la fiesta (efectos indirectos, 6.258.108,11€) y el resto al gasto directo efectuado por los participantes, asociaciones y Ayuntamiento en la puesta en marcha de las fiestas (efecto directo, 5.933.250 €). Aunque si se tuvieran en cuenta los efectos inducidos, el impacto definitivo superaría probablemente de largo, esta cifra.
De hecho, teniendo en cuenta la valoración de la notoriedad se llegaría a los 12.596.253,11 € y si se añaden sólo los efectos de arrastre del sector hotelería y restauración 14.859.479,54 € para la ciudad de Teruel. A lo que habría que añadir no menos de 1.000.000 € de impacto económico en un radio de 50 kilómetros a la redonda, por lo que la cifra final de impacto económico no es inferior a los 16 millones de euros.
El perfil socioeconómico refleja una afluencia similar entre hombres o mujeres, que se caracterizan por ser adultos de alrededor de 40 años, con estudios superiores, que suelen viajar en pareja o amigos, y utilizan su vehículo particular para desplazarse, por lo que es un turista bastante independiente y móvil. El gasto medio del turista es de aproximadamente 72,82 €/ día, distribuido entre el ocio, alojamiento, alimentación, compras, transporte y recuerdos.
El impacto social también resulta positivo, destacando el gran margen de mejora y el potencial del propio hecho histórico que se conmemora, consiguiendo un vínculo emocional en todos los agentes participantes muy difícil de conseguir si no es de manera identitaria como es en este caso. Las Bodas de Isabel gozan de una buena reputación entre los empresarios del municipio y sus habitantes en general, pues la práctica totalidad considera que las mismas son beneficiosas para Teruel, algo menos para su comarca.
Todo ello justifica, en buena medida, la inversión y la potenciación de la Administración Pública en este tipo de fiestas populares, no sólo en Teruel, sino en todos aquellos municipios en los que tienen lugar recreaciones históricas, pues no cabe ninguna duda que constituyen un factor avanzado de competitividad turística en unos destinos maduros necesitados urgentemente de herramientas de diversificación.